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Año 8 - Número 2252      -      13 de Agosto de 2016

 

 

El Curtiss SNC-1 Falcon al Museo Meregalli

La Asociación Amigos del Museo Aeronáutico (AAMA) hizo entrega a la Fuerza Aérea Uruguaya del avión Curtiss SNC-1 “Falcon”, luego de culminada su restauración por integrantes de la asociación, con la colaboración de personal técnico del Servicio de Mantenimiento.

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El acto, contó con la presencia del Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea Uruguaya, Gral. del Aire Alberto Zanelli, autoridades civiles y militares, socios y amigos, destacando entre estos últimos, la presencia de familiares del Sr. Rubens Cordero (dueño del taller mecánico donde fue reparada la aeronave).
El simbolismo del Curtiss, nos llena de orgullo por tratarse del primer avión de entrenamiento enteramente de metal utilizado por la entonces Aeronáutica Militar, de fabricación estadounidense, y que resultara seriamente dañado durante el incendio del Museo Aeronáutico ocurrido el 4 de diciembre de 1997.
Luego de un arduo trabajo de restauración de casi 11 años, vuelve a estar en condiciones de ser exhibido en las nuevas instalaciones del Museo ubicado en la Base Aérea I de Carrasco.
Nota: La AAMA es una asociación integrada por aficionados a la aviación, civiles y militares, en actividad o retirados, que tiene por cometido la discusión, divulgación y conservación del patrimonio histórico aeronáutico uruguayo e internacional en poder de nuestro país. Desarrolla su actividad todos los sábados en las instalaciones de la mencionada Base Aérea I (Carrasco).
Para ellos nuestro agradecimiento y admiración por tan alto honor de llevar el patrimonio hacia la eternidad.

 

Palabras del Presidente de la Asociación Amigos del Museo Aeronáutico:

Autoridades actuales y pasadas de la Fuerza Aérea, de la Aviación Naval y de la Aviación Civil, Personal técnico y del Museo Aeronáutico, Familiares y amigos de Rubens Cordero, Miembros y allegados a la AAMA.
Quiero agradecer la presencia de todos ustedes, especialmente la del Sr. Comandante en Jefe que se ha hecho un tiempo en el corto período que dispone entre las responsabilidades de su cargo que lo obligan a estar en el exterior.
Nos convoca hoy un motivo de gran satisfacción para todos nosotros a una semana de haber cumplido 11 años de la fundación de nuestra asociación. Me toca circunstancialmente a mi encabezar este acto, estando presentes varios compañeros que son protagonistas de esta historia desde sus comienzos, y que tienen por lo tanto mayores méritos que yo. Lamentablemente ya no está con nosotros alguien que fue el principal responsable del resurgir de esta máquina, el Sr. Rubens Cordero, pero nos honran con su presencia sus familiares y amigos.
Muchos conocen la historia de este infortunado avión, otros tienen una vaga idea, y tal vez algunos no sepan nada de él.
Todo comienza en uno de los hechos más infortunados para el patrimonio aeronáutico de nuestro país que fue el incendio del Museo en 1997. Esa desgracia se llevó para siempre ejemplares únicos por su singularidad, y otros resultaron seriamente dañados poniendo en duda su destino, como el Curtiss Falcon que tenía grandes posibilidades de transformarse en metal fundido, ya que se había considerado imposible su reparación.
Otros aviones afectados todavía esperan que llegue el día de su restauración.
Pasaron ocho años sin que afortunadamente se produjera su destrucción total, hasta que un compañero tuvo una idea muy audaz: trasladar los restos del avión al taller del mecánico (automotriz pero no chapista) Rubens Cordero, para intentar llevarlo a su aspecto original, por supuesto con la aprobación de las autoridades del museo de aquella época.
Así comenzó en el año 2005 la lenta pero tenaz labor, sin planos y con mucha intuición, pero sobretodo con mucho cariño y pasión, que llevó nueve años hasta que terminó con el Curtiss de nuevo en una pieza.
Dos años más de labor paciente de la AAMA para reparar la cabina, los tableros y una enorme cantidad de detalles, en conjunto con un grupo de entusiastas aerotécnicos chapistas y pintores, culminan hoy con la restauración total de este avión del cual quedan muy pocos ejemplares en el mundo.
Una demostración de que hay tareas muy difíciles, pero que con paciencia y dedicación se pueden sacar adelante. Las otras que parecen imposibles dan más trabajo.
Este final exitoso se debe a la labor y el esfuerzo de mucha gente, algunos con mucho conocimiento y otros supliéndolo con mucha dedicación y amor por lo que hacían.
Pero nada de esto hubiera sido posible sin la confianza que las autoridades depositaron en este grupo de aficionados.
Alguien podrá decir que perdido por perdido, no había ningún peligro en dejarnos hacer, pero también sabemos que muchas veces por no correr ni el más mínimo riesgo, se deja que las cosas sean consumidas silenciosamente por el solo paso del tiempo.
Pero desde los primeros contactos con las autoridades del museo se fue afianzando la relación, se fueron abandonando los resquemores, hasta el día de hoy en que se nos permite llevar adelante, de manera armónica y consensuada, los proyectos que nos planteamos.
Esto es por un lado un motivo de satisfacción para todos, pero también es un gran compromiso para no defraudar esa confianza que se ha depositado sobre nosotros.
Muchas veces quisiéramos contar con más recursos materiales y humanos para llevar adelante nuestra tarea, preocupados porque vemos como el tiempo pasa rápidamente y se suman los proyectos de restauración, pero debemos aceptar las limitaciones que existen.
Para finalizar quiero hacerlo con una frase de uno de nuestros amigos, que iba a estar acá pero que por un quebranto de salud no nos puede acompañar y a quien deseamos una pronta recuperación.
Este amigo además de ser un gran restaurador, también es un muy buen escritor que nos deleita cada tanto con jugosas anécdotas de su época de piloto. Es para mí una muy buena síntesis de lo que todo aviador y por qué no también de quienes no lo somos, sentimos ante estas bellezas.
Dice así: “Los aviones son máquinas muy especiales, porque hacen posible a los hombres experimentar en el mundo de lo real, muchos momentos mágicos más propios del mundo de los sueños.”

Ingeniero Agrónomo Ricardo Varela

Presidente de la Asociación Amigos del Museo Aeronáutico

 

Fotografía: Asociación Amigos del Museo Aeronáutico


 

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